Um povo encarcerado
Después de una negativa, la mayoría de los que solicitan un permiso de viaje desiste de volver a pedirlo. Pocos, muy pocos, siguen insistiendo cuando ya han escuchado más de tres veces la escueta frase “Usted no está autorizado a viajar”. Sólo un puñado de testarudos –entre los que me incluyo– regresa al Departamento de Inmigración y Extranjería para reclamar la llamada tarjeta blanca si se la han negado en cuatro ocasiones. Aunque con cada nueva petición parecería que las posibilidades se vuelven más remotas, me impulsa el dejar claro que mi reclusión en esta Isla no ha sido por no haber agotado todos los caminos legales.
Veja a continuação no blogue Generación Y, editado por Yoani Sánchez, em Havana